Por Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino
El cóndor andino, también considerado como el Rey de Los Andes, es una de las aves más emblemáticas del continente americano debido a su gran importancia cultural y ecológica. Símbolo nacional de Ecuador y de otras naciones de Sudamérica, se conoce que su área de distribución histórica alcanzó más de 3,2 millones de km², abarcando siete países andinos: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Con base en estudios realizados en distintos países, se ha podido estimar la población del cóndor andino en menos de 10.000 individuos, a lo largo de su rango de distribución. Siendo una de las aves voladoras más grandes y pesadas del mundo, su actividad diaria dependerá de las condiciones del clima. En Ecuador, esta especie se distribuye a lo largo de la Cordillera de los Andes, principalmente, entre los 1.500 y 4.500 metros de elevación sobre el nivel del mar.
El cóndor andino es una especie paraguas, es decir, de aquellas que ocupan grandes extensiones de territorio para subsistir de manera natural y, además, aseguran la conservación de todo el ecosistema del que también dependen otras especies silvestres con áreas de vida menores. Al ser un animal carroñero, el cóndor andino consume restos de animales muertos, lo que contribuye al aceleramiento del proceso de descomposición y a la disminución del riesgo de enfermedades asociadas a la putrefacción lenta de estos cadáveres.
Es así como el cóndor andino ayuda a mantener el equilibrio de los ecosistemas, evitando la proliferación de organismos que pueden generar enfermedades en los humanos a través del agua que consumimos, y que proviene de los páramos. Sin embargo, a pesar de su gran valor ecológico, el cóndor andino se encuentra en las categorías En Peligro (EN) según la Lista Roja de las Aves del Ecuador, y en estado Vulnerable de acuerdo a la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, debido a una gran variedad de amenazas que ponen en riesgo a esta especie silvestre, y que te las presentamos a continuación.
1. Cambios de hábitat
Las actividades humanas han generado pérdida y degradación de los ecosistemas andinos. En estas zonas existe deforestación, quema de páramos, expansión de la frontera agrícola, minería ilegal, entre otras causas como la urbanización que afectan a las poblaciones del cóndor. Algunas de las situaciones que más amenazan a esta especie son la degradación de sus dormideros, sitios de anidación, y la reducción de la disponibilidad de su alimento, que se compone mayormente de carroña.
2. Infraestructuras
Los cóndores se desplazan a grandes alturas. Sin embargo, torres de telecomunicaciones, cables y generadores de energía eléctrica están presentes en su hábitat, y en los paisajes que sobrevuela esta hermosa ave. Estas infraestructuras generan incidentes y colisiones en el vuelo del cóndor andino, lo que lo pone una vez más en peligro.
3. Cacería ilegal
Muchas comunidades han visto al cóndor andino como una amenaza, unos, para la producción de guano (en islas costeras del Perú en la década de 1920 hasta 1940), otros, debido al incremento en la mortalidad del ganado perteneciente a comunidades locales. Rumores y falsas creencias han alimentado las percepciones de que el cóndor andino puede llevarse animales, lo que resulta una confusión con relación a otras especies de buitres.
4. Intoxicación por plomo
En algunas zonas de la región, como en Córdoba, Argentina, existe una elevada caza de palomas a través de balas de plomo, los cadáveres intoxicados que quedan en la intemperie, luego se convierten en fuente de alimento para especies como el cóndor andino. No se conoce a ciencia cierta la magnitud de la cacería ilegal, pero los proyectiles de plomo pueden dejar grandes concentraciones de esta sustancia tóxica y potencialmente letal en los cadáveres, que luego son consumidos por especies carroñeras.
5. Envenenamiento de cadáveres
Existen comunidades o personas que envenenan cadáveres para eliminar a ciertas especies depredadoras, como los pumas y los zorros andinos, que representan un peligro para el ganado. Un solo cadáver envenenado puede intoxicar y matar a varios cóndores, ya que éstos son animales sociales que acuden en grupo a alimentarse de una misma carroña. Por otro lado, los cebos con pesticidas tóxicos son ilegales, sin embargo son utilizados con frecuencia, por lo que representan una amenaza para la conservación de esta especie.
6. Competencia con perros domésticos y asilvestrados
Los cóndores andinos compiten por alimento con otros depredadores carroñeros. Cuando existen desequilibrios poblacionales como en el caso de los perros domésticos y asilvestrados, surge una nueva competencia que no existía en un principio en su hábitat. Los perros asilvestrados son aquellos que deambulan sin supervisión humana en los páramos y montañas, y compiten en el ecosistema para sobrevivir.
Los perros asilvestrados pueden generar conflictos a nivel de la salud pública, el bienestar animal, el turismo y la conservación de la vida silvestre. En este último caso específico, ahuyentan a los cóndores y a otros animales silvestres de la fuente de alimento, que es la carroña. Este problema ha aumentado con el tiempo debido al crecimiento de la población humana, la falta de cuidado y tenencia responsable de perros domésticos, y el poco conocimiento general acerca de las enfermedades zoonóticas que pueden transferirse entre la fauna doméstica y silvestre. Los perros ferales también son parte del conflicto con campesinos y ganaderos.
7. Falta de cadáveres
La falta de carroña es otro de los grandes problemas que acechan a los cóndores. La presa más común para esta ave es el ganado vacuno, de quienes dependen para alimentarse desde hace más de 500 años. Un cóndor sin alimento tendrá que cambiar su comportamiento para obtener comida. Si no la obtiene, el ave probablemente morirá o enfermará. En 2018, según el último censo nacional de esta especie, se estimaron en Ecuador solo 150 cóndores andinos. La pérdida de un cóndor macho desarticula una potencial pareja reproductiva, generando un desequilibrio en la estructura poblacional de la especie.
8. Uso en rituales y artesanías folclóricas
A pesar de que el cóndor andino es considerado un animal sagrado en algunas culturas, por ejemplo, en Perú se registra la práctica de ceremonias y rituales con esta ave en las zonas andinas. Los cóndores son cazados, maltratados, y enfrentados a otros animales, de cuya lucha salen mal heridos o muertos.
No se conoce el impacto real de estas prácticas, sin embargo, los expertos sospechan que la mortalidad es alta. Adicionalmente, algunos cóndores también han sido utilizados para adornar vestimenta tradicional en danzas folclóricas en Bolivia y, además, existen mercados de plumas y de otras partes de cóndores con fines comerciales turísticos y para ceremonias espirituales.
9. Otras amenazas latentes
Cuando los cadáveres de animales atropellados permanecen en las carreteras, es justamente ahí donde los cóndores andinos están expuestos a ser atropellados, de igual manera. Entre otras amenazas, el turismo no regulado que además promueve la intromisión del humano en el hábitat del cóndor (nidos) son otras situaciones de amenaza para tener en cuenta.
La conservación del cóndor andino requiere de un trabajo articulado entre distintos actores clave (autoridades, organizaciones de conservación, comunidades, ciudadanía en general) para atender estas amenazas, desde lo que sucede localmente en los territorios hasta la implementación de políticas ambientales adecuadas, que puedan ayudar a disminuir los riesgos para esta especie. Medidas como la creación de parques nacionales, la mejora de los sistemas de control y vigilancia, además del monitoreo constante, son algunas de las iniciativas que se pueden promover en beneficio del cóndor andino.
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