Entre el 17 y 19 de agosto de 2018 se llevó a cabo el segundo censo nacional del cóndor andino (Vultur gryphus) en Ecuador, con más de 500 voluntarios realizando conteos en 180 puntos de muestreo, distribuidos en 10 áreas protegidas y 12 provincias del país. Los puntos de muestreo fueron seleccionados a priori con base en la localización de dormideros, identificados a través del seguimiento de individuos con rastreadores satelitales (una iniciativa del Proyecto Cóndor Andino).
El censo se desarrolló en tres días: el primero, de 15h30 a 18h30; el segundo día de 6h00 a 9h00 y de 15h30 a 18h30; y el tercer día de 15h30 a 18h30. El equipo de WCS Ecuador cubrió tres sitios de muestreo dentro del Parque Nacional Llanganates, ubicados en las provincias de Cotopaxi y Tungurahua.
El censo fue un trabajo conjunto entre el Ministerio del Ambiente, a través del Proyecto Paisajes – Vida silvestre, Wildlife Conservation Society (WCS), The Peregrine Fund, El Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino, la Fundación Cóndor Andino del Ecuador, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), Fundación Jocotoco, Bioparque AMARU, Aves y Conservación, Instituto TUERI y el Centro de Rescate Ilitío. El primer censo nacional del cóndor andino fue en 2015 y se estimó que la población total del ave emblema de nuestro país oscila entre los 94 y 102 individuos.
El cóndor andino es el ave carroñera más grande del mundo, que ofrece un servicio ecosistémico muy importante para los humanos. Al alimentarse de carroña (carne descompuesta), los cóndores eliminan los cadáveres de los animales que mueren en el páramo y, al mismo tiempo, impiden el crecimiento y expansión de las poblaciones de otros organismos potencialmente dañinos para los seres humanos, como bacterias, virus y otras especies de fauna nociva (como ratas, gatos y perros ferales), impidiendo así la proliferación de enfermedades.